Antiguas civilizaciones, como la China y la Egipcia, ya utilizaban la Reflexología como método natural de sanación manual. En pirámides y cuevas de la antigüedad se han localizado muchos dibujos que lo corroboran.
La reflexología podal es una técnica sencilla y natural que mediante un suave masaje en los pies y en ciertos puntos ‘reflejos’ consigue equilibrar la energía del organismo, estimulando el propio mecanismo de autocuración del cuerpo. La reflexología podal actúa sobre el cuerpo físico, mental y emocional del paciente.
Las terapias reflejas se basan en que cada órgano, sistema o estructura corporal tiene un reflejo en una parte del cuerpo: pie, mano, oreja, iris, etc. Esto significa que existe una conexión electromagnética ‘directa’ entre el punto reflejo y el órgano al que representa. Así pues, se refleja tanto el órgano como su posible ‘enfermedad’. El sistema nervioso lleva la información patológica hasta la zona refleja, donde se ‘señala’ de alguna manera, permitiendo así la detección de la alteración del órgano y, en sentido inverso, trasmite los estímulos reflejos que realicemos a las diversas regiones corporales.
Al efectuar el masaje a las zonas reflejas en los pies se produce una activación, lo que se traduce en una mayor irrigación sanguínea, aumentando el transporte de un conjunto de sustancias nutritivas, oxígeno, energía, hormonas, anticuerpos, etc., contribuyendo a la eliminación de las toxinas del organismo.
Aunque en general está indicada para todo tipo de personas, dado el profundo estado de relajación corporal, mental y emocional que induce, está indicada especialmente en los siguientes casos:
